En pleno corazón del centro salteño, la Ferretería Gay es mucho más que un negocio: es parte del patrimonio vivo de la ciudad. Fundada en 1945 por Don Ernesto Gay, inmigrante español con alma de emprendedor, esta ferretería ha sido testigo del crecimiento de Salta y de generaciones de vecinos que pasaron por sus mostradores.
Con sus estanterías de madera originales, el clásico olor a aceite de máquina y herramientas que parecen salidas de otra época, el local mantiene una esencia que atrapa. Hoy, es la tercera generación de la familia Gay la que lleva adelante el negocio, conservando el trato cercano y el asesoramiento experto que siempre los caracterizó.
Desde tornillos hasta memorias compartidas, cada rincón guarda una anécdota. “Acá venía mi abuelo a comprar clavos sueltos y ahora vengo yo con mi hijo”, cuenta uno de los clientes. Porque en Salta, la Ferretería Gay no solo vende herramientas: también construye lazos.
